A cuanta gente le ha tocado en suerte que le coloquen un contenedor en la puerta de la casa, con un repiqueteo de sus tapas día y noche por el abrir y cerrar de los hurgadores.
Esta foto fue tomada al otro día que el dueño de casa tuvo un accidente cerebral y quedo imposibilitado de caminar y mover su brazo, esa aptitud tan necesaria para todos los días tener que juntar la basura acumulada alrededor del contenedor y no vivir entre la mugre.
Ahora quienes lo visitan o le hacen la fisioterapia, estacionan sobre la mugre, misma situación que se puede observar a lo largo y ancho de nuestra capital.
Liber Trindade
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